Cerrado por duelo

19.11.08 21 Comments

Este blog está de duelo, señoras y señores. Por lo mismo, guardaré unos días de recogimiento y reflexión, amén de llanto desconsolado, rechinar de dientes y sufrimiento sin límite.


El-que-no-debe-ser-nombrado no sólo va ganando en la encuesta que les mencioné en el post anterior, sino que ayer sacó nuevo disco. ¡Otro más! La humanidad ha perdido el rumbo. Qué calentamiento global, qué crisis económica. El verdadero problema es él.

Y para todos quienes votaron por ya-saben-quién en la encuesta ésa, prepárense a recibir las penas del infierno. Son ustedes -y los que compran sus discos, claro- quienes tienen a la humanidad en estado de crisis.

URGENTE

17.11.08 7 Comments

De nuestro servicio de utilidad pública. La radio Cooperativa está realizando un concurso –habitual en este medio– llamado “Tu favorito”, en el cual hay que elegir entre dos artistas. El que se lleve más votos gana un especial, que se transmite al final de la semana.

Interactividad ante todo, claro. Participación ciudadana, sin duda. Escuchan a la gente. ¿El problema? Esta semana los competidores son Luis Miguel y Arjona. Sí, el mismísimo que-no-debe-ser-nombrado.

Llamo al público conciente a expresarse en la sección de comentarios,
aquí. Si no lo hacen, puede que ya-saben-quién gane. Y eso sería un desastre planetario. No se trata de defender al otro personaje, pero seamos francos, CUALQUIERA merece un especial mucho más que el detestable ser.

Perdonen el tamaño de la letra, pero necesito enfatizar el llamado. Esta sí es una noble cruzada, no como la otra que ya se viene...

La primera multiherramienta (strogonoff)

12.11.08 19 Comments

Nuevamente recurro al archivo histórico. Aquí les dejo -de nuevo- este post, directamente de nuestro servicio de utilidad pública.

El mítico lápiz Bic, precursor de la marca de encendedores, máquinas de afeitar e incluso pilas, sirve para mucho más que para lo que fue creado.

Inicialmente fue pensado como una alternativa económica a las costosas lapiceras a tinta. Un lápiz desechable, que cuando se le terminaba la tinta era botado a la basura. Probablemente uno de los primeros bienes desechables de los que se tenga recuerdo.

Pero el lápiz Bic trascendió su propia existencia. Y en la práctica, escribir se transformó en uno más de sus múltiples usos posibles. Seguro todos recuedan alguno con particular cariño. Después, la marca ha sacado infinidad de modelos, con mejores diseños, ergonométricos, de colores antes impensados. Incluso recuerdo uno que traía 4 colores en un lápiz, con un sofisticado sistema de resortes para cambiar de uno a otro. Pero ninguno ha podido superar –siquiera igualar –al original, al fiel, ése que se reventaba en los bolsillos en los días de calor, dejando el pantalón gris escolar o la camisa inservibles.

Vaya aquí mi homenaje para aquel prócer de la democratización de la escritura, que sin duda permitió que muchos plasmaran sus aportes –y no aportes –en el papel. Y vaya también, por supuesto, una lista con algunos usos alternativos. Qué cortalumas o herramienta multiuso, todo lo que uno necesita es esta pequeña maravilla.

Rebobinar un cassette. Un uso más bien nostálgico, claro está. Pero, ¿quién de nosotros no ahorró pilas del walkman girando –a la velocidad que la propia motricidad lo permitiera –el cassette en el aire? Servía, además, para ahorrar tiempo: mientras uno escuchaba el cassette de, digamos, Cindy Lauper, con el Bic retrocedía el de Roxette. Tiempos aquellos. Incluso conocí a alguien que lo hacía como entretención, llegando al final de la cinta sólo para cambiar el lápiz de hoyito y empezar hacia el otro lado. Está bien, no conocí a nadie. Era yo. Y me entretenía.

Tirar papelitos. Se usaba, obviamente, sólo el tubo exterior. Este siempre fue mi uso predilecto. Vaya a saber uno cómo, llegué a desarrollar velocidades de disparo realmente alucinantes, amén de una no despreciable puntería. Recuerdo esas guerras en medio de las clases más aburridas del colegio, donde un papelito bien puesto en la parte posterior del lóbulo de la oreja podía lograr un grito que ponía algo de emoción a esas aburridas sesiones escolares. Una variante –que nunca me agradó –era con cascaritas de naranja. Nunca alcanzaban la fuerza de impacto del papelito, y era más difícil calibrar el disparo. Sin duda una vertiente para amateurs.

Sacar puntos negros. Un uso francamente repugnante. Nunca he entendido esa manía del género femenino –sé que generalizo, perdónenme las pocas excepciones –por sacar puntos negros, espinillas, granos y demás imperfecciones cutáneas. El hecho es que vi con mis propios ojos cómo, despojado de sus entrañas, el tubo del lápiz era apretado contra la epidermis, quedando la imperfección a eliminar en el agujero donde iría la tinta. La presión homogénea del tubo hacía que el divieso en cuestión saliera expelido. Simplemente asqueroso. Aunque efectivo. Nunca lo experimenté personalmente, y espero mantenerlo así.

Traqueotomía. Un uso mítico. Quién no ha escuchado eso de que, si alguien se atora con algo y no hay más a qué echar mano, basta con clavar el Bic en la tráquea –bajo el nivel del cuerpo extraño, claro –para salvar la vida del atorado y evitar un cadáver. Nunca he visto algo así, ni conocido a nadie que personalmente lo haya visto. Claro, siempre existe el vecino del amigo de la tía de. Algunos dicen que la traqueotomía del célebre don Miguel sería de esta clase. No me consta.

Alcanzar lugares de difícil acceso. El uso universal, que comparte con muchos otros implementos como palillos para tejer u otro tipo de lápices. Puede tratarse de un sector difícil de alcanzar en la espalda, o de un brazo enyesado, caso en el cual se usa para rascarse. Pero lo más común es que se trate de una oreja, o en casos más arriesgados, la nariz. La parte posterior de la tapa –ésa que sirve para agarrar el lápiz a un bolsillo, por ejemplo –sirve particularmente para escarbar, e incluso limpiar, una oreja desaseada. Me reservo la información sobre si la he utilizado.

Sacarse restos de comida de entre los dientes. La citada parte posterior de la tapa sirve perfectamente para estos fines, aunque hay que tener ojo de no mezclar sus usos. Ser ordenado y usar, por ejemplo, el azul para la oreja y el rojo para los dientes, puede ser de ayuda. Si se le olvida cuál es cuál, puede actuar bajo su propio riesgo. O buscar otro implemento, si prefiere irse a la segura.

Llave de tuercas. Aunque parezca increíble, es un relativamente extendido uso, que incluso se recomienda en foros de Internet, entre computines que desarman sus Playstation 3, creo. El asunto es que el aparato en cuestión tiene unos pernos (de los con hilo, no los dueños del aparato) de difícil acceso, y la forma de sacarlos es la siguiente: se calienta con un encendedor la punta del tubo, y cuando está blanda se presiona contra el perno en cuestión. El lápiz, al enfriarse, queda con la forma del perno y permite usarlo como una llave para sacar las tuercas. Seguro este uso lo inventó un chileno, nadie más puede haber pensado en algo así.

Y usted, estimado, estimada... ¿para qué ha usado el dichoso implemento?