Al final del día. Uff, esta frase es espantosa. ¿Por qué, después de hablar una sarta impresionante de idioteces, terminan con que “al final del día lo importante es…”? Simplemente repulsiva. Pese a su evidente asquerosidad, es muy requerida por infinidad de periodistas, especialmente “entrevistadores estrella”. Es recurrentemente escuchada en programas de radio, desconozco la razón.
El flagelo de la droga. Frase cliché por excelencia. ¿Por qué no simplemente “la droga”? O, si se quiere poner énfasis, “la maldita droga”. Con más énfasis, “la puta droga”. Pero no más “flagelo”, por favor. Esta frase se ha convertido en sí misma en un flagelo. Un asco.
El vital elemento. OK, se entiende que es el agua. Incluso puede ser un buen recurso para no repetirse tanto. Pero todo tiene un límite. Y ese límite está antes del despacho en plenas inundaciones, con los periodistas informando que “el vital elemento ingresó a la casa”. Eso es mucho. Ni hablar de cuando usan esta expresión informando de algún ahogado. Simplemente de mal gusto. Por último, y para variar un poco, hablen del “mortal elemento”. Digo yo.
El malogrado. Ésta es impresionante. Con sólo oírla pienso en choques, atropellos, temporales. Pero ojo, que se puede ir mucho más allá. Pudo ser muerte natural, dormirse plácidamente y pasar al más allá entre sueños de algodón. Eso no lo salva a uno de ser malogrado.
Para mí esta frase tiene una sola cara, que no revelaré aquí. Pero el malogrado asociado a esa cara murió electrocutado por un cable en plena vía pública. Mala suerte. También los hay atropellados por un camión de valores. Eso sí es ser malogrado.
Faltan muchas, lo sé. Cada uno tiene sus preferidas. O debería tenerlas. El que las tenga, que las comparta. Por favor, no nos priven de la maravilla de léxico del periodista chileno.
Mañana, frases políticas.