Ayer la presidenta envió a la Cámara de Diputados el proyecto de la nueva Ley General de Educación, que entre otras cosas propone eliminar el lucro para los colegios particulares subvencionados y terminar con cualquier proceso de selección hasta 8º básico. No es mi intención aportar en el debate al respecto –mal que mal, iría en contra de mi naturaleza –sino que no aportar con nuevas prohibiciones que deberían ser incorporadas al proyecto.
Son cada día más lejanos los recuerdos de mis jornadas escolares. Tengo buenos recuerdos del colegio. Y malos también, por supuesto. Profesores que me enseñaron mucho más que materia de clases, y que recuerdo con cariño, y otros que todavía hoy, tenazmente, sigo detestando igual que en mis días de escolar.
Es por todo lo anterior que, fiel a mi constante actitud de ayuda, propongo algunas prohibiciones a nivel escolar que deberían ser incorporadas en esta nueva ley. A ver si de una vez por todas nos libramos de los nefastos términos que con frecuencia se pueden escuchar en los recintos educacionales de nuestro país. Pero no crean que todo es crítica, porque si algo me caracteriza es proponer. Lo que sea, pero proponer. Por eso van algunas alternativas para incorporar en la ley. Cuando se puede, claro, porque hay algunos conceptos que ni alternativas resisten.
Profes. Qué cuesta alargarse un poco, por favor. Nadie ha muerto por pronunciar un par de letras más. Profesor, se dice. O profesores, cuando hay más de uno. No es tan largo, ¿cierto? Peor es cuando se pronuncia repetitivamente para llamar la atención del docente, ese “¡profe profe profe profe espere!” cuando el maestro se retira y el alumno quiere retenerlo, cualquiera sea el motivo. Peor aún, si cabe, es cuando los mismos aludidos se tratan entre ellos de profes. Con dolor de mi alma, prefiero que se traten de colegas. Eso de que un profesor busque la aprobación de otro con un “¿cierto profe?”, simplemente me descompone.
Propuesta: profesor, docente, maestro.
Grupo curso. Nunca he comprendido por qué se usa este término. El curso es un grupo, sin duda. Pero eso de grupo curso me parece redundante. Es como decir “anciana vieja”. Pero ahí van los profesores, contando que “el grupo curso está más consolidado este año”, o que “el grupo curso ha hecho un esfuerzo por mejorar su conducta”, cuando lo más común es que el grupo curso sea digno de una cárcel de alta seguridad. Con celdas individuales, eso sí, nada de grupos aquí.
Propuesta: el curso, o de los alumnos.
Monitor. Para mí, un monitor es la pantalla que me permite ver lo que pasa en el computador. Punto. No entiendo por qué la insistencia en llamar monitores a esos pseudo líderes que supuestamente guían a los alumnos en algunas actividades, por lo general recreativas o “de formación”. El monitor, independiente del término mismo, es por lo general un repugnante ser que trata de ser empático con los alumnos, que por lo mismo lo detestan.
Propuesta: eliminar el término, y de pasada a los monitores.
Convivencia. Actividad recreativa por excelencia de los colegios y liceos de este país. No hay nada que guste más. En horario de clases, en las tardes, los fines de semana, siempre es un buen momento para realizar una convivencia. Y las mesas se llenan de vasos plásticos llenos de bebidas que en sus etiquetas exhiben sólo ingredientes en mayúsculas y negrita, del tipo TARTRAZINA o AZORRUBINA; platos de cartón con suflitos igualmente cancerígenos, papas fritas, ramitas, Chester –en mis tiempos Fonzies, –y lo que sea que haga mal para la salud. Y todos son felices. Recuerdo haber realizado múltiples convivencias en mi época escolar, y no se pasaba mal. Pero el término era, y sigue siendo, espantoso.
Propuesta: fiesta, reunión, o el muy nuestro hueveo.
Salida a terreno. Repugnante término que designa cualquier salida, mejor si es con fines pedagógicos, fuera del establecimiento educacional. Algunos extremistas incluso lo utilizan para salidas dentro del establecimiento en horario lectivo, esto es, cuando van a las canchas o patios en horas de clases. Este hórrido concepto se ha extendido hasta instalarse en universidades e incluso oficinas. Por lo mismo, hay que erradicarlo desde su raíz, para evitar su proliferación.
Propuesta: salida a secas, paseo, vamos pa´fuera.
Dinámica. Actividad que generalmente se realiza en el marco de una salida a terreno o convivencia. En ella participa –también por lo general –el grupo curso, que guiado por sus profes e idealmente uno o más monitores, realiza una actividad de conocimiento personal y/o mutuo. Es el tipo de actividades que dan vergüenzas, en plural. La propia cuando uno debe participar, y la ajena cuando es el turno de cualquier otro. Puede ser una eficiente terapia para superar la timidez. También puede –y así sucede muchas veces –generar traumas imposibles de superar.
Propuesta: eliminar el término y las dinámicas en sí mismas. Junto con los monitores que las dirigen, por supuesto.
Propuestas para la nueva Ley de Educación
11.4.07
Etiquetas:
Reflexiones irreflexivas
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7 no aportaron:
Cuando hablas de los monitores, no puedo sino recordar, con una extraña nostalgia, al grande y único Bruno, monitor a la antigua, de rico vocabulario, siempre algo mirón, y asiduo a departir con las "niñitas" del retiro y pegarles tiernas palmadas en "todo lo que es el pompis" como le gustaba decir.
Querido: acabo de entrar por primera vez a tu blog...en reirme.... te felicito! Una duda...a que hora trabajas? Un beso,
Paola
PS: me acorde de nuestras conversaciones con los "usted no lo diga"...
Veo que esto se ha convertido en un sitio más bien familiar, ¿no?
Anónimo, yo también recuerdo a Bruno y sus entretenidas dinámicas. ¿Qué dirían los papis de las chicas si se enteraran?
Paola, bienvenida. Sé que tiene mucho que no aportar aquí.
Qué bueno que se ría, nunca es malo eso. Mantenga el hábito. De reírse, no el de monja. Que no le quedaría, por lo demás.
Sobre mi trabajo... Lo hago permanentemente, aunque usted no lo crea. Ni yo. Ni nadie a estas alturas.
Qué conversaciones ésas, ¿no? Memorables. Hay que repetirlas uno de estos días.
Beso.
Jajaja, gracioso por decirlo menos, son muchos los eufemismos utilizados para tapar un trabajo mal hecho en nuestros establecimientos educacionales.
Recuerdo con nostalgia una anécdota notable de mi ya antiguo 4 to año medio B.
En uno de esos tantos días en que no haciamos otra cosa que conversar y gritar en clases.
Prof. Chancho Rojas: A ver a ver, bajen el nivel de la conversación!
Felipe el retórico: Profesor,bajamos el VOLUMEN de la conversación o subimos el nivel?
Chancho Rojas: Cabros culiaos!
Señor que no aporta: Me extraña que no cite la entrañable frase de un no muy amigable inspector : "Señor apoderado comunico a Ud. que su pulipo debera rendir castigo el dia martes 10 a las 16:30 hrs por....."
Anónimo, el Chancho Rojas pasa desde este minuto a integrar mi galería personal de ídolos. Eso sí es subir el nivel de la educación. Qué Martín Zilic, qué Yasna Provoste, Chancho Rojas al Mineduc.
Don Rene, qué tiempo sin saber de usted. Cómo olvidar esa frase, pronunciada con esos prominentes ojos bien abiertos y el bigote bien peinado, amarillo por la nicotina. Gran personaje, al nivel de otros inspectores como Peñita, Tito Elgueta y tantos otros.
infantable el amarillo crepusculo
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