Cuidado con las viejas

9.6.09

No, esto no se trata de un llamado más a valorar a nuestra tercera edad. Ya suficiente de eso hay con la infinidad de fundaciones y corporaciones –reales e inexistentes –que se dedican al tema, que nos atacan en los semáforos, supermercados o a la salida de la estación del metro para colaborar con sus colectas. Que nos llaman por teléfono, haciendo uso de datos privados e interrumpiendo nuestro trabajo o descanso para que aportemos mensualmente con sus loables iniciativas. No señores, este es un llamado a la precaución.


Hace algunos años –en 2005, de hecho –nos enteramos del caso de María Luisa Velasco, madre de un (en ese entonces) connotado ex político. La abuelita, de más de 70 años, fue detenida por la exuberante plantación de marihuana que mantenía en su casa, en el sector alto de la capital. Por más que explicó que era para “uso terapéutico” –la señora sufría de dolores debido a la artritis y el reumatismo que la aquejaban –no hubo caso: se la llevaron a un Centro de Orientación Femenina, ese eufemismo nacional para nombrar a las cárceles de mujeres. Tiempo después, la Corte de Apelaciones de Santiago revocó el procesamiento en su contra, y quedó libre de polvo y paja (no así de cogollos y hojas).


En esos tiempos fue un caso aislado. De ahí –en parte –el revuelo que provocó el caso. Pero la señora no estaba sola. Sin ahondar en los casos que involucran a mujeres de la tercera edad desde 2005 a la fecha, últimamente han aparecido en los medios dos sucesos que reflotaron –al menos en mi memoria –a la señora antes citada.


El primero de ellos, hace alrededor de dos semanas, fue la detención de dos abuelitas de cerca de 80 años que traficaban droga en su casa en la comuna de Providencia, a pocas cuadras de la Escuela de Carabineros. Una de ellas incluso estaba postrada en su cama, por lo que no pudo ser formalizada en el Centro de Justicia. Probablemente era ella, además, la que se encargaba de armar los papelillos con la droga, dada su imposibilidad de levantarse. También puede haber estado a cargo de recibir los pedidos por teléfono, quién sabe. El punto es que las detuvieron con cocaína, pasta base y 38 millones de pesos en efectivo. Mal no les iba. ¿Para qué necesitaban tanta plata? Ya lo veremos más adelante.


La semana pasada, en tanto, se produjo el segundo caso. Una amable ancianita de 70 años que, discutiendo con su arrendataria en el sector oriente de la capital, disparó un “arma de fuego” –tecnicismo usado por los periodistas cuando se les olvida preguntar si se trató de una pistola, un revólver, una escopeta o un arma hechiza –hiriendo al adolescente hijo de la “rentadora” (término utilizado por un diario de circulación nacional para referirse a la arrendadora). ¿De dónde sacó esta anciana el arma utilizada? ¿Cómo es que nadie se hizo esa pregunta?


Todo esto me hace cuestionarme tanta paranoia con sectores marginales de la población, estigmatización de poblaciones completas, temor ante pandillas que deambulan por las calles de nuestra ciudad. ¿No será que hay una rebelión gestándose? ¿No vendrá el tiempo de las abuelas marginales? ¿Serán esas reuniones de ancianas –supuestamente para jugar canasta o tejer bufandas –lo que parecen? Yo creo que no. Estoy casi seguro de que se acerca el tiempo de las viejas violentistas, que amparadas por su supuesta indefensión nos arrebatarán el poder a todos los que pertenecemos a otros grupos etáreos. De hecho, creo que están trabajando silenciosamente en ello hace algún tiempo. ¿O a alguien se le ha ocurrido comprobar si, tras las capuchas y pasamontañas que aparecen en cada toma o protesta violenta, se esconde una veterana infiltrada? No señores, nadie lo ha hecho. Ellas siguen al amparo de la noche, con sus tubos en el pelo, sus pantuflas y sus batas, urdiendo actos vandálicos, coludiéndose para llegar al poder, para tomárselo por la fuerza si es necesario. Para eso traficaban drogas las ancianas de Providencia. Para financiar la rebelión. Y ya tienen un buen arsenal para hacerlo, de ahí salió el arma de la anciana que le disparó al quinceañero.


Reaccionemos. No podemos quedarnos como aquel pobre asaltante que hace un par de años inocentemente fue a quitarle la cartera a Julita Astaburuaga –estandarte de esta peligrosa tribu urbana en que han devenido las señoras mayores –para quedar machucado a punta de carterazos y sin botín alguno, mientras la victimaria –por más víctima que pareciera en un primer momento –mostraba orgullosa un ojo en tinta y algunas magulladuras, casi nada comparado con las lesiones del incauto lanza.


Este es un llamado a estar atentos. Si en el semáforo ve a una viejecita temerosa de cruzar la calle y siente el impulso de ayudarla, ¡no haga tal! Más bien cámbiese de vereda y aléjese raudo, que en el momento menos esperado puede llegarle un carterazo malintencionado y certero que lo haga dimensionar de golpe –literalmente –el alcance de esta nueva raza en ciernes. El momento de las viejas ha llegado.

7 no aportaron:

Ja dijo...

¿Puedo valorar a mis abuelis (de 83 y 94 años) y detestar a las demás?

Concuerdo con usté, pero fíjese que por más que jodan las dos viejas (la de 83 es la que más hincha), igual una las quiere, aunque obviamente, igual que con las guaguas feas que la mamá-dueña las encuentra preciosas, nadie ajeno a la familia está obligado a estimarlas...

A de anónimo dijo...

O sea que la naftalina en el closet de mi abuela puede que no sea tal?
Pero oiga, las abuelas no son solo violencia y vandalismo, también estan explorando nuevos campos de expresión artística y lucha cultural, no olvide a la abuela reggetonera.

Fran dijo...

Oiga, difícil de comentar este post.

Si los viejos se están tomando el poder, tal vez la revolución pingüina (y todas las tomas posteriores) no han sido sino un contrataque de la juventud que, mucho más perceptivos que nosotros los adultos jóvenes, han visto en la abuelez la nueva fuerza gobernante.

Uh, que susto.
Talvez decidan tirar a la pelea a Patricio Aylwin y a Sergio Diez, para Presidente de Chile en el Bicentenario. Y si estuviera Volodia, otro gallo cantaría...

Leslie Miranda dijo...

Güena. Los abuelitos de hoy, están cada día más vivarachos, las abuelitas tb. Estan con toda la rabia de ser ignorados y olvidados por la sociedá, así que les importa una raja el mundo y se están organizando secretamente pa dejar la cagá.

Temooooor.

El que no aporta dijo...

Ja, puede. Pero cuando la amordacen y esté amarrada en el suelo viendo cómo urden su sórdido plan, no diga que no se lo advertí.
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A de anónimo, las bolitas de naftalina son usadas como esquirlas en bombas de fabricación casera, además de ser eficientes proyectiles cuando las lanzan con boleadoras.

La abuela reggaetonera (QEPD, según entiendo) no era más que una fachada.
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Fran, difícil, es cierto. Como que partí con una idea clara y me fui por las ramas (que pegaban en la ventana de la habitación...)

Yo creo que los del medio -entre pingüinos y viejas- somos los que finalmente pagaremos los platos rotos. Pero cuidado, que incluso entre los escolares hay ancianas infiltradas, vestidas de jumper y ponceando a destajo para no ser descubiertas. Fíjese y verá.

Sobre sus candidatos propuestos... prepárese. Dicen que el plan AUGE cubrirá pañales para adultos, adhesivo para placas dentales y otros insumos de primera necesidad.
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Leslie Miranda, vaya paradoja. Histórica y biológicamente los abuelitos están cada vez más muertos, y ahora son los más vivos.

Yo no sé si será la rabia o un ansia irrefrenable de poder, pero hay que tener cuidado. En cualquier minuto se nos viene la revolución de las pantuflas y los tubos en el pelo.

José Miguel dijo...

Ojo que el camino está paviemntado (frase que los periodistas de TV y radio aún no usan).
Ahora las señoras de los Ramblers y las madres de los Blops se han juntado en un grupo de Rock post age llamado vetustas, que llevarán la batuta artística de esta nueva era.
La vejez comienza en Chile, al final los Rolling Stones se van a instalar acá

Anónimo dijo...

cada dia que me cruzo con estas viejas malditas...me propongo llegar a la vejez y solo ser vieja y no "vieja de mierda"
todos vamos para alla...que horror!!
aca en madrid la mayoria de los empujones que recibo son de parte de viejas!! y no sé a donde van tan apuradas!! empujan , te dan con la cartera en el ..."trasero" a mi me tienen chata!...y los viejos!!! por favor ...si se van al parque no a darles de comer a las palomas..nooo se van a ver a las jovencitas!!...verdes!!!
lo otro...ojala olieran a naftalina..espero llegar a vieja con la elasticidad necesaria para seguir duchandome a diario..