Hinchando (por Chile y las pelotas)

18.10.07

En esta onda futbolera que se respira durante el último tiempo, especialmente después de la contratación de nuevo y reputado técnico para la selección nacional, me sumé a la corriente y me dio por seguir a la selección nacional, asquerosamente llamada también “La Roja de todos”.

Por lo mismo, viajé a Argentina el fin de semana largo recién pasado. Bueno, no sólo a ver el partido, pero es una buena excusa, ¿no? Y fui ayer al estadio, a ver el partido contra Perú. ¿El saldo total? Para la selección, ya se sabe: un partido ganado, uno perdido, 2 goles a favor y 2 en contra. 5º puesto en la tabla general. Para mí –gran viaje aparte, y algunos kilos de más –la constatación de varias conductas propias del hincha (aunque no sólo de él), algunas ya tocadas anteriormente en este espacio, otras más novedosas: por cierto, ninguna que aporte. Como siempre.

Las comparaciones. Al chileno –y en esta denominación caben periodistas “especializados”, sin especializar e hinchas –le gusta comparar. ¿La comparación más recurrente? Con Bielsa es otra cosa que con Acosta. Nada de andar ratoneando, ahora se juega al ataque, no como antes. Aunque no deja de ser cierto, hay algo que me molesta: seguir escuchando eso de “el calvo estratega” o, peor, “estratego”. Ahora que al fin nos libramos de él, sigue penándonos. No hay paciencia. Otra comparación recurrente es la de "nosotros y ellos". O sea, nosotros no tenemos un Riquelme, un Messi, etc. Como que hiciera falta decirlo.

La obsesión con las cámaras. Ahora me explico por qué tanto desconocido –y sobre todo desconocida –que entra al mundillo de la televisión se encandila y es capaz de hacer cualquier cosa con tal de aparecer unos segundos en pantalla. Simplemente hacen lo que la gran mayoría. Basta que aparezca una cámara para que el hincha sufra una especie de metamorfosis que lo hace enajenarse y mandar saludos, hacer orejitas al periodista que despacha, gritar consignas, hacer pronósticos o pura y simplemente mandar una chuchada al rival. Lo importante es aparecer, y jactarse. En el avión de vuelta desde Argentina venía un personaje que se vino buena parte del viaje contando cómo había aparecido en televisión, como que hubiera sido por mérito propio.

El enloquecimiento con los famosos. O famosillos, a decir verdad. La necesidad de sacarse una foto, pedir un autógrafo, conversar, en fin, hinchar las pelotas a cualquiera que tenga algún grado de exposición pública, es simplemente impresionante. En el estadio me tocó ver de cerca cómo María Laura Donoso, ex miss Reef chilena –que como adivinarán tiene sus méritos –era acosada por un personaje que partió saludándola, luego pidiéndole una foto –que hubo de repetirse varias veces gracias a un oportuno flash que no funcionaba –para terminar sentado al lado de ella conversando en el siguiente tono: “Cuéntame Laura, ¿qué estás haciendo ahora en televisión? Es que llevo varios años acá, y no te he visto últimamente”. Mejor amigo, claro. La cara de ella, ni les cuento. Situaciones similares vi con Álvaro Salas, Dino Gordillo, Marcelo Ríos... Los costos de ser famoso.

El conocimiento técnico. Los análisis técnicos sofisticados campean entre los hinchas. Cualquiera pensaría que está en un congreso mundial de técnicos, cada uno con una teoría más rebuscada que el otro. Que si Villanueva, que por qué no Jiménez y Fernández juntos, que si Suazo por el medio o la punta son preguntas para principiantes. Lo que la lleva son los análisis sobre esquemas tácticos, jugadores polifuncionales y muchos, de verdad muchos términos que seguro acuñó algún periodista deportivo con tiempo libre de más.

El nerviosismo en el avión. Tema latamente tratado aquí, acá y por este lado, las actitudes durante el vuelo siguen vigentes, con una decepcionante excepción: los viajeros ya no aplauden. Ya se sabe, el respetable está cada vez más exigente, no es cosa de regalarle aplausos a cualquiera.

El insulto. Es una necesidad absoluta. Da lo mismo con quién se esté jugando, siempre habrá a qué echar mano en el afán por denostar al contrario. En Buenos Aires fue el clásico cántico relativo a las Malvinas, y en el Nacional se les entonó a los peruanos una cancioncilla que, además de hacer alusión a sus madres, terminaba “acá en Chile, les damos de comer”. Eso en cuanto a cánticos, porque los gritos destemplados contra peruanos, argentinos y todos los rivales que vendrán de aquí en adelante son la tónica. A esto se suman los insultos a uniformados y, cómo no, árbitros.

Eso de manera general, claro, porque hay una cantidad infinita de situaciones particulares imposible de describir aquí. Como confesión, debo decir que practico varias de las actitudes descritas precedentemente. Es que la masa me absorbe, sin que pueda resistirme. Lo de las cámaras, eso sí, no me gusta. De hecho, tuve la mala suerte de hacer el trayecto desde el hotel al estadio en Buenos Aires a bordo de un bus en el que iba una periodista y un camarógrafo de Fox Sports, lo que determinó que mirara todo el trayecto por la ventana, y no precisamente para ver el paisaje. Y, peor aún, dentro del bus iban representantes de los más clásicos especimenes que viajan a estos eventos: hiperventilados, conservados en alcohol, el payaso del curso, el del doble sentido permanente, el gritón, el técnico frustrado, incluso el ex futbolista. Y más de uno de cada clase. En fin, el infierno mismo. Todo sea por la Roja de todos. Por La Era Bielsa. Por no volver a oír del Calvo Estratega. Todo por el fútbol.

12 no aportaron:

Fran dijo...

S.Q.N.A.:
¿Y qué le parece ese clásico del periodismo chileno, que horas antes de evento y micrófono en mano, se pasea por las calles, o a la entrada del "recinto deportivo" preguntándo cuál va a ser el resultado? Y todo el mundo se las da de Yolanda Sultana y dicen inapelablemente: "2-1, con goles de Suazo y Fernández".

Yo aprovecho los partido de fútbol (y la afición de mi marido) para hacer cualquier otro tipo de cosas, tales como aprovechar que el computador está desocpuado, o ver series de Sony o Warner que provocan urticaria en mi legítimo.

Ahora.. si el quisiera ir a Bs. Aires a ver a la Roja, igual no más lo acompañaría, e INCLUSO iría al estadio.

montt (el que no dibuja ni palitos) dijo...

Estimado Señor que No Aporta,

Muy interesantes sus reflexiones, y desde ya le hago notar mi plena envidia por haber sido parte de la mal denominada Fiesta del Fútbol.

Me pregunto qué clase de fiesta es aquella en que un número no despreciable de sus participantes se irán, necesariamente, a casa con un mal recuerdo. Siempre hay fiestas en que eso ocurre, pero no es un evento necesario en otro tipo de fiestas.

He tenido también la oportundidad de asistir a magnos eventos futbolísticos del otro lado de la cordillera y todavía me sorprendo que venden palomitas de maíz en el estadio, allende conocidas como Pochoclo.

Y ya que entramos en la gastronomía, le sugiero un post de culinaria estadística (de estadios, no de probabilidades). Siempre me ha sorprendido el particular olor de las parrillas que se ponen a la salida de nuestro coliseo: no lo he logrado encontrar en ningún otro lado...

Saludos y que tenga usted y nuestros contertulios un buen día.

montt (el que no dibuja ni palitos) dijo...

Por cierto, en su redacción se le coló un error dactilográfico...

Anónimo dijo...

El sábado pasado en el estadio de River (a mi también me absorve el cántico de las masas, qué le voy a hacer) descubrí aquel grito de barra sobre "darles de comer", sólo que era para los argentinos y tenía la variante de "Si no venimos, no comen na". Más humillante, ¿no? Lo de las cámaras, ni hablar. Tenía la de Canal 13 a pocos metros de distancia, pero gracias a Dios no fue necesario esconderme ni arrancar, ya que los sulfurados hinchas a mi lado trataban de aparecer en todos los ángulos. Horrible. Aun así, me encanta ir al estadio. La efervecencia nacional frente a la pelota en movimiento es única, lo paso muy bien. Ilustraré a mis hijas en la fascinación por el espectáculo futbolístico, si es que llego a tenerlas, claro.

Mis saludos cordiales.

PD: Dése con una piedra en el pecho. En el bus de regreso al menos le tocó con Fox Sports. Yo estaba con "Cuchillo" de CQC. Peorrr.

El que no aporta dijo...

Fran, verdaderamente un clásico. Como contaba, el equipo de Fox Sports iba en el bus camino al estadio, y no encontraron nada mejor que pasarle el micrófono a un hincha para que oficiara de periodista. La pregunta fija para todos sus "entrevistados" era sobre la mentada predicción.

Sobre el aprovechamiento del tiempo futbolístico, conozco 3 tipos de féminas:
-Las que, como usted, hacen cosas que el espectador futbolístico no aprecia o derechamente desprecia.
-Las que, como un hombre más, hinchan por el equipo.
-Las que hinchan, pero no al equipo, sino al pobre espectador, durante todo el partido.
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Montt, buena interrogante la suya. Aunque reconocerá usted que hay fiestas (de las usualmente denominadas así) que lo dejan a uno de peor ánimo que una goleada en contra.
Yo tampoco he encontrado olor similar al que menciona en otros lugares... gracias a Dios.
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Montt, corregido. Gracias por avisar, sabrá usted que el apuro no es buena comparsa de los escritos, por muy inútiles que sean.
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Fran Solar, claro que es humillante. Aunque peor es el 2-0 en contra, creo.
Sobre los periodistas en el bus, me la ganó. Ir con ese detestable personaje debe ser terrible.
No le corregiré, por esta vez, los errores ortográficos en los que incurrió en su comentario. Asumo fueron producto del apuro en la escritura y no falta de sapiencia lingüística.

Saludos a todos

malaimagen dijo...

No me gusta hacerme publicidad en otros blog, pero acababa de escribir una reflexión acerca del fútbol, y al entrar a Nada que Aportar encontré también este texto del deporte "rey", lo que me motivó a dejar mi texto para aportar al debate (aunque la idea es no aportar, pero bueno, más de alguien me creerá cero aporte), te dejo el link por si te interesa.

http://malasjuntas.blogspot.com/2007/10/cabezas-de-pelota.html

Saludos!

Anónimo dijo...

Una vez fui a un partido de júrbol al Sausalito y quedé impactada... nunca había ido a un partido en un estadio y no sabía que era tan silencioso. Es que estaba acostumbrada al comentarista explicando todo y cuando caché que ahí había que ir con una radio o algo así quedé plop. Porque así a simple vista no entendia nada... me dio risa mi ignorancia,así que saqué mi personal y escuché el partido por la cooperativa.

Anónimo dijo...

señor que no aporta
Le ruego por favor corregir....
la roja no es de todos, porque mia al menos no es
atte
madam

Anónimo dijo...

Sr. no aportador, corrija no más, que como ya le había dicho, siempre sirve... En blogs y demases jamás vuelvo a leer lo que escribo, y ahí están las caídas (gracias a Dios sí reviso mis artículos o mis novelas). Llegué a asustarme con uno de mis errores, me siento indigna. Hago el mea culpa y gracias por su buen ojo RAEístico.

También voté en su encuesta, en la modalidad "como si", pero con antecedentes fidedignos. Mis saludos.

El que no aporta dijo...

Malas juntas, qué mala costumbre, debería darle vergüenza. Pero descuide, yo también lo he hecho.
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Alicia, ¿creyó usted que el relato se escuchaba en el estadio por parlantes? Así no hay quien aguante, ¿no le parece? En todo caso, si lo encontró tan silencioso no debe haber estado demasiado bueno el partido.
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Madam, nada que corregir. Por algo puse "asquerosamente".
Saludos
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Fran Solar, ya que insiste:

No es absorve, sino absorBe.

No es efervecencia, sino eferveScencia.

Saludos

José Miguel dijo...

E.:S.:Q.:N.:A.: (En nomenclaruta masónica: estimado señor que no aporta): Debo aportar con horror que la palabra "estratego" sí aparece en el diccionario, para paroxismo del periodismo deportivo. Lo que sí me hincha hasta el vómito es la palabra "palestinista".

José Miguel dijo...

¡¡¡PALESTINISTA!!!

¿Es que acaso el hablar simple es muy complejo? Creo que esta palabra la había comentado antes, pero es que realmente me puede atorar si la escucho en un asado.