Nostalgias de fumador

10.4.07

Hoy cumplo 6 meses sin fumar. Ni un cigarro, ni una sola piteada. Sólo queda la mirada lánguida, el gusto que revive en la boca cada vez que alguien prende un cigarro cerca.

Tengo ganas de celebrar estos 6 meses, pero sin cigarro no hay celebración posible. No celebrar me pone triste, y es bien sabido que la tristeza se pasa mejor con un cigarro. La tristeza me angustia, y la angustia sin cigarro es doble angustia. Bien lo sabrá quien fume, o haya fumado: todo puede –y debe –ser acompañado con un cigarro.

Los primeros días fueron espantosos. Soñaba con el bendito cilindro. No había otro tema en mi vida. Por suerte tuve compañía, porque dejar de fumar fue una decisión de pareja. Claro, porque si no, no hay quien aguante. Esas primeras semanas salíamos a comer y, cuando el mozo nos preguntaba “¿fumadores o no fumadores?” el panorama se iba a la basura. El resto de la noche era acordarse de lo entretenido que era salir a comer cuando uno fumaba, viendo con ojos llorosos –y no por el humo –a los afortunados fumadores al otro lado del local.

El carácter en esos días era tema aparte. No es que alguna vez haya sido tan bueno, pero la falta de nicotina sí que influye. Personalmente yo estaba insoportable, y mi señora no lo hacía mal. Llegué a rogarle que fumara, con la esperanza de que su genio mejorara un poco.

Una pareja de fumadores anónimos –nunca mejor utilizado el término –me contaron su programada y, en apariencia, sabia experiencia. Con un año de anticipación, decidieron dejar de fumar. Durante ese año, eso sí, podían fumarse todo lo que después no. Un par de reglas: un mes antes de la fecha fatal, el tema de “dejar de fumar” no se tocaba. Nada de cuentas regresivas. Y una vez llegados al día D, lo mismo. Nada de mencionar el tema. Si alguien le ofrecía un cigarrillo, al menos en presencia del otro, un simple “no, gracias”. Nada de “no, es que dejé de fumar y bla bla bla”. El proyecto, en el papel, es una maravilla. La injerencia de la nicotina en el carácter, eso sí, no estaba dentro de los planes. Eran, por supuesto, dos ogros.

Como si lo anterior fuera poco, todos los buenos personajes de películas, libros, cómics o lo que sea, fuman. Sólo recuerden a Bogart en Casablanca. O a Al Pacino en casi cualquiera de sus películas. El personaje cool simepre fuma, sin excepciones. Queda claro que dejar de fumar definitivamente lo hace a uno más aburrido, menos interesante. Francamente, los no fumadores apestamos.

Ya nada es lo mismo. Los cumpleaños, los matrimonios, cualquier celebración ya no es lo mismo. Las penas no son lo mismo, es estrés es diferente, el café o la piscola, todo carece de sentido sin el fiel compañero. Mal que mal, fueron no pocos años de compañía ininterrumpida. Por eso recuerdo que hoy se cumplen seis meses, aunque mi señora alegue que recuerdo mi aniversario con el cigarro y no el con ella. Si lo recordara tanto como la fecha en que dejé de fumar sí que me preocuparía, porque significaría que cada día es una tortura. Así que no alegue, esposa mía, sino más bien agradezca que olvido los aniversarios.

En definitiva, el cigarro ha muerto para mí. Yo soy el viudo doliente, que lo recuerdo todos los días. Pero no tengo un cementerio donde llevarle flores ni, vaya paradoja, un recipiente con sus cenizas sobre el cual llorar. Tendré que conformarme con seguir mirando a los de su raza, en permanente combustión, en boca de otros, que disfrutan todavía uno de los mayores placeres que puedan existir. A ellos mi más profundo desprecio, por la envidia que me generan.

17 no aportaron:

Anónimo dijo...

señor no aportador
me contagiô su nostalgia,cada dia nos acorralan mas a los fumadores en los cuales me incluyo, echo de menos fumar en los aviones,en las clinicas esperando que naciera ,muriera o se operara alguien.
Nos hemos vuelto timidos y considerados, hemos pasado a ser los parias de la sociedad, nos miran como a leprosos.
Bien por su salud, mal por la metal
los belmont
atte
madam

Anónimo dijo...

mental

Anónimo dijo...

Señor no aportador, dejé de fumar cuando supe que esperaba guagua, de eso ya ha pasado más de un año (un año y 4 meses para ser exacta) y el recuerdo del cigarro cada día, sin excepción se viene a mi mente. He sido tajante en la decisión y mi marido lo agradece, puesto que él nunca fumó, mi guagua también es agradecida o lo será en un futuro (espero reconozca el sacrificio algún día). Soy feliz cuando no despierto con el pelo pasado a humo y la ropa no huele a discotheque, cuando la garganta no raspa en la mañana y puedo subir el cerro en bicicleta sin quedarme sin aliento en la mitad. Pero, sin ánimos de bajar el entusiasmo, debo deciros que nunca, jamás de los jamases se le quita a uno esas ganas de saborear un buen cigarro entre los dedos y los pulmones. Y como ya lo dijo usted, no hay conversación, café, pisco sour, o momento a solas, más feliz que con un cigarro.
Sabe, hoy yo también sentí nostalgia por el tabaco y la nicotina y aunque guardo una cajetilla en mi velador de alguien que dejó en mi casa, no la tomé (ni abrí el cajón) para evitar tentaciones de encender uno.

Anónimo dijo...

Señor no aportador,su columna de hoy me ha llegado al alma.Es que lo entiendo tan bien.Sin cigarro no somos lo que eramos,ni siquiera somos los que creiamos que llegarìamos a ser.La vida es plana,sin intensidad.Me duermo en los carretes de mi generaciòn.Ya no le digo en los de la generaciòn anterior.
Ya no hay intensidad vital,ya no hay humo para esconderse,ya no hay cigarro para nosotros los que no nos podemos fumar uno o dos sino que tenemos que terminarnos la cajetilla de un huascazo.Si no fuera por mi perforaciòn que hace que no tenga buen tiraje,se lo juro que volverìa a fumar.

Anónimo dijo...

ahhh, esto sí que no aporta, después de 4 años, 5 meses y 20 días (ya hice bien el cálculo) de no haber fumado, el pasado 23 de marzo me fumé, ceremoniosamente, un cigarro completo –un belmont delicioso que redondeó el momento.
Mis hermanos siempre dicen que al dejar de fumar perdí el 50% de mi personalidad, en ese momento me quedó clarísimo. Sin cigarro uno no piensa igual, no escribe igual, no se aburre o se divierte igual. Es como si fumar le diera a la vida otra calidad. Inexplicable. En los días siguientes me fumé varios más... sin culpa, más bien con la certeza de que algún día volveré a fumar como si tuviera un hijo en la cárcel, como en los mejores tiempos...

Anónimo dijo...

realmente me importa un....cero que aportar sobre sus vicios

El que no aporta dijo...

Madam, claro que los fumadores son acorralados. Pero si usted echa de menos fumar en clínicas y aviones, imagínese los que echamos de menos fumar en cualquier parte. Horrible.

N.I., no sé si felicitarla o compadecerla por el tiempo que lleva sin fumar.
Sobre la felicidad de las mañanas sin olor ni caña de cigarro... la comparto, el problema es que me dura poco.
"Sin ánimos de bajar el entusiasmo". ¿Leyó usted lo de las frases reveladoras? Bueno, a eso me refería. Es justamente lo que logra. En fin, habrá que vivir con eso.

Don Miguel, claro que no somos nada. El famoso "ser o no ser" de Hamlet es perfectamente equiparable a "fumar o no fumar". La vida se juega en eso.
En vez de lamentarse por el tiraje, piense positivo y aproveche la perforación: prenda dos cigarros, y fume uno por la boca y otro por la perforación. Le dará doble ración de nicotina en el mismo tiempo. Un lujo.

Fumadora, suerte la suya que perdió sólo la mitad de su personalidad. Yo la perdí completa, y ahora soy un zombie que deambula por la vida sin encontrarle sentido a nada. Bien por su recaída, más que por la recaída misma, por eso de "libre de culpas". Dígame una cosa, usted que ya estuvo ahí.. ¿con ese cigarro se recupera el sentido de la vida?

Roquesito, me importa un carajo que a usted no le importen mis vicios. Para eso son míos.
Perdonará usted el vocabulario, pero la falta de cigarro me ha puesto un poco más intolerante que antes. Así que si no va a no aportar algo que no aporte, entonces no aporte. Quedó claro, ¿no?

Anónimo dijo...

realmente lo tiene mal genio esto de no fumar ahora entiendo el tono de algunas de sus respuestas.

El que no aporta dijo...

Zunilda, si le molestó algo en el tono de mis respuestas, ruego me disculpe. Ruego también que no tenga nunca la dicha de verme mal genio de verdad.

gerardo valle dijo...

para lo que los hemos visto se los recomiendo a todos no verlo mal genio

Alexandra dijo...

menos mal que no fumo, aunque tal vez seria menos ansiosa y me darian menos ataques por comer cosas dulces

El que no aporta dijo...

Gerardo, tiempo que no aparecía. Bienvenido de vuelta, auqnue veo que sólo aparece para injuriarme.

Alexandra, menos mal. Aunque la adicción a los dulces también puede ser terrible.

gerardo valle dijo...

para nada queria injuriarlo, solo es un no aporte (aunque lo hice a costa tuya...frase que siempre pense que de adonde uno tiene una costa uno a no ser que te hayas casado con alguien de apellido costa y creas que es de tu propiedad...en fin eso es el no aporte)

El que no aporta dijo...

Gerardo... o eso, o que tenga un campo con orilla de mar, también llamdo costa, aunque por ley no son propiedad privada, aunque en la práctica sí... No nos compliquemos. Además, le acepto el comentario, no podría negralo.

Anónimo dijo...

estimado que no aporta: recuerdo un nuevo uso del lapiz bic. Deje de fumar absolutamente en Agosto 2006. Me acuerdo que los primeros dias, esos primeros dias, desarmaba mi lapiz bic, y, a traves del tubo principal inhalaba aire como si fuese un cigarrillo.....me bastaba con cerrar los ojos para sentir los reclamos de mis queridos y ahora un poco mas limpios pulmones.

Andrezor dijo...

Debo reconocer que la cercanía con no fumadores me ha ayudado bastante. pro siempre está rondándome ese cilindro nocotinoso como diciendo.. "tómame y fúmame" muajajaja...terrible

Anónimo dijo...

Hola a todos, estimados ex fumadores.

Quiero comentarles que de ninguna manera comparto su nostalgia.

Dejé de fumar cuando supe que estaba embarazada, fue difícil los primeros días, pero después de 7 años sigo bien feliz.

Ahorro, aprecio mejor los olores, no me sofoco, puedo entrar a espacios cerrados y no padecer la ansiedad de querer echarme un cigarrín.

Además: ¡Los fumadores apestan!

Ayer, aquí en Orizaba, Veracruz, presentaron el libro "Nostalgias de un fumador" y fue así como llegué al blog del que no aporta.

Seguiré leyendo.

Saludos a todos.

PD: Odio tener que demostrar que no soy un robot.