Todo queda en familia

4.4.07

Hay términos que sirven exclusivamente para denotar relaciones familiares, sean éstas de sangre o políticas. Frases que, en todo caso, pierden todo su sentido cuando son utilizadas de manera inapropiada.

En general, el uso de cualquiera de estos términos –salvo que sea para revelar el parentesco a una tercera persona –es repugnante. Y peor aún es usarlos para referirse a alguien que no cumple con la condición mínima de ser, efectivamente, quien se nombra. Espantoso.

En fin, aunque todas las familias son diferentes, cada una con sus códigos, sus propias relaciones, sus conflictos y particularidades, sean cuales sean las características de la suya, no deje pasar las recomendaciones lingüísticas que a continuación se presentan. Si no las toma en cuenta, es problema suyo. Sólo le deseo que lo visite un miembro de la familia. No de la suya, eso sí, sino de la Famiglia Corleone. Por porfiado.

Papá – mamá. No me molesta que alguien llame así a sus progenitores. De hecho me parece perfectamente normal, mucho más que hablar solemnemente de “mis padres”. El problema surge cuando el trato papá – mamá se da entre los miembros de una pareja. Cuando él la llama por teléfono y le dice “mamá, véngase que la estoy esperándola en la casita”. Porque, por mucho que haya buscado en su pareja la imagen materna –hay gente que lo hace, de verdad –no puede tratarla de mamá. Lo mismo a la inversa, claro. Pese a esto, hay algo peor: el trato papi – mami, o papito – mamita. Simplemente insoportable, salvo que esté cantando “Rica y apretadita”.

El niño. Todos tenemos un nombre, nos guste o no. En la gran mayoría de los casos, fueron nuestros padres quienes lo eligieron, y salvo casos extremos, casi nadie se lo cambia. Al fin y al cabo, los padres suelen pensar concienzudamente antes de decidir cómo le pondrán a un hijo. Entonces, ¿por qué diablos después se refieren a él como “el niño”? “No haga ruido, que se puede despertar el niño”. Lo mismo con las hijas. “Mire que bonita se ve la niña con ese vestido”. Repugnante. El niño y la niña no son más que fenómenos climáticos, y referirse a un hijo como “el niño” es hacerle un flaco favor (¿habrá favores gordos?) a su búsqueda de identidad. Eso sumado a que un relleno humorista chileno se encargó de matar el término, nombrando como “el niño” a la herramienta que sirve para hacerlos. Impresentable.

Hijo/a. Aunque muchas personas utilicen “el niño” o “la niña” para referirse a sus vástagos ante terceras personas, rara vez se puede ver a alguien tratando de niño o niña a sus propios hijos. Como variación para dirigirse a ellos y mantener esa especie de identidad indefinida, hay una gran alternativa: hijo. La relación es estrictamente cierta, pero no creo que eso justifique su uso. Además, es poco práctica. ¿Qué pasa cuando hay más de un hijo presente? Nadie sabe a quién le están hablando, las identidades se confunden, todos terminan enloqueciendo. Es un poco fatalista, está bien, pero pienso lo mismo que en el punto anterior. ¿Para qué tanto meditar el nombre si después no lo va a usar?

Tío/tía. Está bien, puede perfectamente ser el hermano o la hermana de uno de sus progenitores. En estricto rigor es su tío, o su tía. Pero no es necesario que les diga de esa manera. Para eso tienen nombre. En un caso extremo –aunque personalmente no lo utilizo ni recomiendo –se puede utilizar “tío” seguido del nombre propio. En ningún caso se justifica utilizarlo con personas ajenas a la familia, como el tío del furgón, la tía del quiosco y tantos otros. Menos desde que un señor alemán desprestigió el cargo, eso sí con el agregado de “permanente”. Un término extraño, por lo demás; como si los demás tíos fueran transitorios.

Padrino/madrina. El padrinazgo, esa venerable institución llevada a su máxima expresión en el libro de Mario Puzo y las consiguientes películas de Francis Ford Coppola, es sin duda digna de todo mi respeto y admiración. Su fin –el de velar por el ahijado en caso de pasar algo a sus padres –incluso me conmueve. Pero por favor no se refiera a su padrino como padrino, ni a su madrina como tal. Es uno de los peores términos que pueda uno escuchar, en especial cuando es gritado a viva voz. A la inversa, tampoco se refiera a su ahijado como ahijado. El término padrino sólo puede aplicarse a los ya citados libro y películas, y el de madrina cuando se trate de un hada. Y últimamente no he visto a ninguna.

15 no aportaron:

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo con todos, pero hágase la salvedad: al menos en mi caso, cuando chica jamás se me permitió tratar de "tu" a los mayores de mi familia, por lo tanto, no podía llamarlos por su nombre de pila sin anteponer necesariamente el "tío/a". Ahora que tengo 24 claramente no estoy sujeta a las mismas reglas, pero con los parientes más viejos no hay nada qué hacer. Para mis tías-abuelas siempre voy a ser la "Panchita", y para mí ellas siempre serán la Tía Patricia, la Tía Olga, la Tía Eugenia. Así me criaron, y el día que las llame sólo por su nombre, se mueren. A sus ojos yo me estanqué en los 12 años. No me molesta, en realidad.

Anónimo dijo...

señor no aportador
Le faltaron algunas consideraciones que paso a detallar:
- el gordo y la gorda, aunque pesen 40 kilos
-Los que se tratan de perri, por perrito y perrita guau guau
-Los que le dicen el flaco a Dios
Debo reconocer que me encanta poner sobrenombres y soy capaz de decir las mas viles cursilerias de cariño, sobre todos en los niños, me hago cargo de mis dichos, personalmente mi marido me dice hija... y estoy por creermelo
atte
madam butterfly

Anónimo dijo...

Pareja: Término que además de tener un sonido fonético horrible (esto de la ere y la jota juntas)es usado para referirse a aquellos que no son ni pololos, novios o maridos, sino que "juntados". No tengo problema con convivir, es sólo que al escuchar "te presento a mi pareja" se me paran los pelos. Lo mismo me pasa con el término conviviente.
El bebé o la bebita: lo más cursi.
La güeli: para referirse a la abuela, cuando lo escucho no puedo evitar acordarme de Los Venegas
La Nona, el Nono, el Opa o la Oma: términos que si no eres alemán o italiano o descendiente directo (no vale que el tatara tatara abuelo haya llegado de europa)evite usarlos, nuevamente suenan cursi.
Y aunque no es directamente familiar, pero pertenece a la categoría, referirse a la nana de "maid"...uf!

Anónimo dijo...

Señor no aportador: Me gustaria leer su opinion acerca de los terminos "Mija", "mijito", "mijita"Ademas, quiero aportar una frase que es notable, "dígale chao a la tia!" Con la "ch" bien marcada.

Anónimo dijo...

De todo lo anterior,lo de decirle flaco a Dios es lo mas increible,lejos.
Lo que pasa es que ya estamos dentrando en una parcela de la sociologìa que se refiere casi directamente al status socioecònomico del hablante.Decirle gordo al niño es parte de la cultura popular.
¿como presentas a tu conviviente si no es como pareja?Mi novio.Despues de los treinta y para dos cristianos que viven juntos es un eufemismo.Mi pierna solo puede ser usado en ciertos medios,y momentos.
Por ultimo,decirle maid a la nana.¿que es eso de nana,si no la señora que cuida a los niños?¿como es que unos recien casados le dicen nana a la enpleada?¿no es por ese afàn nacional de no ofender a nadie ,aunque sea a costa de evitar llamar las cosas por su nombre?En ningun pais ser empleado es vergonzoso,mas que aquì.

monologo dijo...

Le cuento estimado, que fui criado por un robot, así que mi cuota de frases cariñosas llegó en lenguaje binario.

Le dejo una parejita de bananas

Anónimo dijo...

vaya confusión la de "mi nuero" y "mi yerna". La he escuchado varias veces. tantas, que la he adoptado señor aportador... será muy terrible?

El que no aporta dijo...

Fran, entiendo lo de no tratar de tú. Yo a lo más trato de "oiga". Tíos, nunca. Ni a los que los son, ni mucho menos a los que no.

Madam: en el trato de pareja se ha escuchado cada cosa... los gordos, los perris, los chanchis... atroz.
Para Dios, me gusta más eso de "el Pulento". Así con mayúscula, como el gran pulento. Tiene estilo, ¿no?

N.I.: a mí también se me paran un poco los pelos, pero qué se le va a hacer. Prefiero, eso sí, pareja a conviviente. Y siempre va a ser mejor cualquiera de las dos a "mi media naranja". Mal menor, que le llaman.
El bebé es espantoso, y la bebé peor. Y cada día es más común oírlo, eso es lo grave.
A mí la güeli también me recuerda a Los Venegas. Una pesadilla, por cierto.
Todos esos apelativos extranjeros son espantosos, incluso si son descendientes directos.
Sobre lo de "maid"... una cursilería sin límites, igual que esas viejas que se refieren a "la niña", como levantando las cejas e indicando con la vista hacia donde está ella. Agggggghhhhh, asco.

Leop, gusto saber de usted. Eso de mija, mijo, mijita, mijito... Horrible, qué quiere que le diga. Salvo para gritarle un buen "mijita rica" a alguna fémina que se lo merezca. Pero eso de "mija, venga pa´ acá". No se puede. Salvo que sea la que recibió el grito en la calle, claro.
El "dígale shao a la tía" es una frase notable, sin duda, clásico de clásicos. Al mismo nivel de "¿saludó a la tía o acaso durmió con ella?".

Bocachoti, no me diga que es usted la novia/pareja/conviviente/chanchi de mi amigo asobinado...
Es cierto que a cierta edad presentar pololos/as ya es como ridículo. Lo mismo con los novios. Pero pareja... me produce algo raro, como tiritones. Pierna, sólo para futbolistas. O en su defecto, arriba de la pelota.
Sobre las niñas, maid, nanas o empleadas... Concuerdo en que es un eufemismo. Además, el apelativo nana me remite automáticamente al Conde Pátula. Grandes recuerdos los del conde, en todo caso.

Monólogo, no sabe lo que se pierde. Por su bien, trate de decodificar los mensajes robóticos de su infancia, seguro encontrará más de una sorpresa. 001110011011101010001110000101001. ¿o no?

Hembra y señora, ésa que nombra es una gran confusión. Me gusta más, en todo caso, la yerna que el nuero. Debe ser porque se acerca peligrosamente a "yegua", a lo mejor intencionadamente. Beso.

Unknown dijo...

Uffffff
es que te apoyo 1OO% papito jaja,
lo de la mamá el papá, jaja "oiga mamita usted (..)" por favor, yo a mi vieja la llamo por su nombre aunque se enoja, y a mi papa le digo "hey!" jaja

me reí mucho, todo es bien cierto

un beso

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me aborté

Anónimo dijo...

Participo de algunos de los casos comentados, de los menos graves según creo: bebé porque no me quedá más remedio, tío y tías para los hermanos de mis abuelos, etc... pero uno que se olvidaron de mencionar, quizá porque tengan la suerte de que no les haya ocurrido, es que algún desconocido lo llame a uno "primo" o "prima" por la simple razón de que comparte alguno de los apellidos... a mi me pasa todo el tiempo y me enfurece... otro que no soporto es que la gente se diga "hermano", sean o no sean es como de telenovela venezolana...

El que no aporta dijo...

Palo, ríase no más, es la idea. Pero no se aborte... Al menos en este blog, le sugiero un más positivo
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No aporté
Suena casi igual y es ad hoc al blog, ¿no le parece?

Anónimo, ¿es el mismo anónimo de la otra vez? Ése es el problema de ustedes los anónimos. Son muchos, y nunca se sabe cuál es cuál. Póngase un nombre, si no cuesta tanto.
Eso de ser primo por el sólo hecho de llevar el mismo apellido es repugnante. En todo caso, debe tener usted un apellido común si le pasa muy seguido. Otra razón más para ponerse un nombre, porque llamarse anónimo y tener un apellido muy común es el colmo de la falta de identidad.
Y los "hermanos" me enfurecen más que los primos. Aunque no por las teleseries venezolanas, sino por un ser que detesto y que trata a todo el mundo de hermanos. Sí, el repugnante, repulsivo y repelente Marco Antonio Solís.

Anónimo dijo...

¿como es eso de tratar de repulsivo al entrañable buki?Señor que no aporta,se ha pasao usted.Marco Antonio es lo máximo.Master de Masters.Idolo.Una cosa es no aportar y otra insultar a los grandes.

Anónimo dijo...

entro en la defensa de Marco Antonio yo también, y si eso no es pista suficiente de mi identidad, señor que no aporta, entonces le repito la que le di antes: donde estoy la palabra guagua es una onomatopeya apenas

El que no aporta dijo...

Don (doña) anónimo.
Espero haya tenido usted un buen trayecto hasta su hogar. Ya me parecía que no tener alternativa al término bebé era muy espantoso, pero tomándolo en su contexto, comparto con usted que no es tan grave. He de contarle, en todo caso, que en mi contexto sí que es terrible.

Lamento si se sintió ofendido/a con mi comentario sobre el señor Solís, pero es que simplemente no lo soporto. Aunque, al igual que en su caso, se encuentra en mi iPod. Aunque por obra y gracia de mi bienamada señora esposa, claro.

Por último, insisto: adquiera un nombre, el que mejor le parezca. Ya verá usted si es el de un súper héroe con poderes mentales, o el de su queridísima novia, o el que quiera. Pero esto de que un anónimo defienda a Solís y otro anónimo (¿o el mismo?) se sume a la defensa me confunde. ¿O no?

El que no aporta dijo...

Señor(a) anónimo: bien por las onomatopeyas. Son un gran aporte a la humanidad.