La primera multiherramienta

20.3.07

El mítico lápiz Bic, precursor de la marca de encendedores, máquinas de afeitar e incluso pilas, sirve para mucho más que para lo que fue creado.
Inicialmente fue pensado como una alternativa económica a las costosas lapiceras a tinta. Un lápiz desechable, que cuando se le terminaba la tinta era botado a la basura. Probablemente uno de los primeros bienes desechables de los que se tenga recuerdo.

Pero el lápiz Bic trascendió su propia existencia. Y en la práctica, escribir se transformó en uno más de sus múltiples usos posibles. Seguro todos recuedan alguno con particular cariño. Después, la marca ha sacado infinidad de modelos, con mejores diseños, ergonométricos, de colores antes impensados. Incluso recuerdo uno que traía 4 colores en un lápiz, con un sofisticado sistema de resortes para cambiar de uno a otro. Pero ninguno ha podido superar –siquiera igualar –al original, al fiel, ése que se reventaba en los bolsillos en los días de calor, dejando el pantalón gris escolar o la camisa inservibles.

Vaya aquí mi homenaje para aquel prócer de la democratización de la escritura, que sin duda permitió que muchos plasmaran sus aportes –y no aportes –en el papel. Y vaya también, por supuesto, una lista con algunos usos alternativos. Qué cortalumas o herramienta multiuso, todo lo que uno necesita es esta pequeña maravilla.

Rebobinar un cassette. Un uso más bien nostálgico, claro está. Pero, ¿quién de nosotros no ahorró pilas del walkman girando –a la velocidad que la propia motricidad lo permitiera –el cassette en el aire? Servía, además, para ahorrar tiempo: mientras uno escuchaba el cassette de, digamos, Cindy Lauper, con el Bic retrocedía el de Roxette. Tiempos aquellos. Incluso conocí a alguien que lo hacía como entretención, llegando al final de la cinta sólo para cambiar el lápiz de hoyito y empezar hacia el otro lado. Está bien, no conocí a nadie. Era yo. Y me entretenía.

Tirar papelitos. Se usaba, obviamente, sólo el tubo exterior. Este siempre fue mi uso predilecto. Vaya a saber uno cómo, llegué a desarrollar velocidades de disparo realmente alucinantes, amén de una no despreciable puntería. Recuerdo esas guerras en medio de las clases más aburridas del colegio, donde un papelito bien puesto en la parte posterior del lóbulo de la oreja podía lograr un grito que ponía algo de emoción a esas aburridas sesiones escolares. Una variante –que nunca me agradó –era con cascaritas de naranja. Nunca alcanzaban la fuerza de impacto del papelito, y era más difícil calibrar el disparo. Sin duda una vertiente para amateurs.

Sacar puntos negros. Un uso francamente repugnante. Nunca he entendido esa manía del género femenino –sé que generalizo, perdónenme las pocas excepciones –por sacar puntos negros, espinillas, granos y demás imperfecciones cutáneas. El hecho es que vi con mis propios ojos cómo, despojado de sus entrañas, el tubo del lápiz era apretado contra la epidermis, quedando la imperfección a eliminar en el agujero donde iría la tinta. La presión homogénea del tubo hacía que el divieso en cuestión saliera expelido. Simplemente asqueroso. Aunque efectivo. Nunca lo experimenté personalmente, y espero mantenerlo así.

Traqueotomía. Un uso mítico. Quién no ha escuchado eso de que, si alguien se atora con algo y no hay más a qué echar mano, basta con clavar el Bic en la tráquea –bajo el nivel del cuerpo extraño, claro –para salvar la vida del atorado y evitar un cadáver. Nunca he visto algo así, ni conocido a nadie que personalmente lo haya visto. Claro, siempre existe el vecino del amigo de la tía de. Algunos dicen que la traqueotomía del célebre don Miguel sería de esta clase. No me consta.

Alcanzar lugares de difícil acceso. El uso universal, que comparte con muchos otros implementos como palillos para tejer u otro tipo de lápices. Puede tratarse de un sector difícil de alcanzar en la espalda, o de un brazo enyesado, caso en el cual se usa para rascarse. Pero lo más común es que se trate de una oreja, o en casos más arriesgados, la nariz. La parte posterior de la tapa –ésa que sirve para agarrar el lápiz a un bolsillo, por ejemplo –sirve particularmente para escarbar, e incluso limpiar, una oreja desaseada. Me reservo la información sobre si la he utilizado.

Sacarse restos de comida de entre los dientes. La citada parte posterior de la tapa sirve perfectamente para estos fines, aunque hay que tener ojo de no mezclar sus usos. Ser ordenado y usar, por ejemplo, el azul para la oreja y el rojo para los dientes, puede ser de ayuda. Si se le olvida cuál es cuál, puede actuar bajo su propio riesgo. O buscar otro implemento, si prefiere irse a la segura.

Llave de tuercas. Aunque parezca increíble, es un relativamente extendido uso, que incluso se recomienda en foros de Internet, entre computines que desarman sus Playstation 3, creo. El asunto es que el aparato en cuestión tiene unos pernos (de los con hilo, no los dueños del aparato) de difícil acceso, y la forma de sacarlos es la siguiente: se calienta con un encendedor la punta del tubo, y cuando está blanda se presiona contra el perno en cuestión. El lápiz, al enfriarse, queda con la forma del perno y permite usarlo como una llave para sacar las tuercas. Seguro este uso lo inventó un chileno, nadie más puede haber pensado en algo así.

22 no aportaron:

Anónimo dijo...

Creo recordar que en mis tiempos de estudiante, algunos discolos y descarriados compañeros le habrían encontrado un particular uso al tubillo del boligrafo a modo de matacolas. Ya sabe ud el dicho Sr. que no aporta, La necesidad es la madre de todos los inventos...

Anónimo dijo...

Una cosa importante que tiene el lapiz bic es que pasò a abolir la propiedad privada.Si uno lo presta ya sabe que no se lo van a devolver,y si lo pide prestado no se molesta en caminar dos pasos para devolverlo(al guardia del banco por ejemplo)Y todos tan normales y nadie lo reclama ni se altera.
Por esto mismo para otra cosa que sirve es para perderse.Ninguno dura mas de un par de dìas en manos de alguien.O se la viven pasando de mano en mano,o en algun lugar hay un cerro de lapices bic que fueron a morir ahì como cementerio de elefantes.

El que no aporta dijo...

Jocelyn, cada vez me sorprende más su mutación. Ya no sé qué esperar.
Yo también recuerdo a algunos que lo usaban como matacolas. E incluso a algunos que, con algo más de ingenio y un encendedor, lo moldeaban hasta crear una pipa. Verdaderos artistas.

Joe, es cierto todo lo que dice sobre la propiedad privada. De hecho, en muchas oficinas existen montones de lápices Bic de uso común. Y cualquiera los usa y se los lleva, y nadie dice nada. Haga usted eso con otros lápices, a ver cómo resulta...
Al final (pero no del día), el lápiz Bic es despreciado por todos, pese a sus múltiples usos. A nadie le importa si se pierde, y es por eso que, en un esfuerzo por cumplir su destino, efectivamente se pierde. Es el dramático sino del lápiz Bic.

Anónimo dijo...

Me podría comentar Sr que no aporta, si durante sus años de estudiante, acaso no le parecía sexy, que una muchacha aprovechara un lápiz BIC como palillo para hacerse un tomate en el pelo. A mi me parece que el look intelectual que daba este detalle era muy atractivo. Me imagino que en su caso particular el tema se tornaba doble o triplemente atractivo si hablabamos de una femina que lo sobrepasara en edad, pero de eso sin duda podremos hablar en otra oportunidad.

montt dijo...

Donde están? personalmente he tenido alrededor de , sin exagerar, 1000 bics. No recuerdo a alguno cuya tinta haya sido vaciada hasta la última gota. para mí que se fugaban a algún lugar secreto, algo así como el mítico cementerio elefente del que tarzán hablaba.

gerardo valle dijo...

si bien se acuerda tambien "el que no aporta" tambien haciamos con el lapiz bic y me refiero a que haciamos porque lo incluyo en el acto, ya que recuerdo haberlo aprendido de ti, a transformar el lapiz en un afilado tip-top (o cuchillo cartonero termino conocido mas por la gente de provincia)con la hoja del sacapunta que se introducida en la parte trasera del lapiz.
Accion que termino con un gran corte en uno de mis dedos y con unos cuantos puntos en la clinica.

El que no aporta dijo...

Señor Varas, no sólo en mis años de estudiante, de hecho hasta el día de hoy me parece extremadamente sexy el uso que usted propone. Sobre el tema de la edad, no haré comentarios.

Montt, deben estar junto con los míos. Pero no creo que exista un cementerio de lápices Bic, sino un universo paralelo donde todos -rojos, negros, azules y verdes, punta fina y punta gruesa -viven en paz y armonía.

Gerardo, había olvidado por completo el uso que mencionas. Efectivamente, no recuerdo si por inspiración propia o basado en la idea de algún iluminado, el Bic nos permitió tener nuestras primeras armas cortopunzantes hechizas, cual experimentados reclusos. Si mal no recuerdo, con el tiempo llegué a perfeccionar el arma, derritiendo el tubo con un encendedor y moldeándolo para que la hoja quedara más firmemente sujeta. Qué tiempos aquellos.
No recordaba, debo reconocer, su accidente en la elaboración del artefacto. Ya se sabe, ser miembro del lumpen implica riesgos.

Anónimo dijo...

Me acuerdo cuando llegó a Chile el primer liquid paper (qué horror la caída de carnet) y todos saltaban porque por fin había algo con qué borrar los condorazos con bic. Típico en el colegio, cuando te pasaban de lápiz mina a lápiz pasta, y en el primer dictado de puro nervio te equivocabas hasta en tu nombre. El bic te hacía del pueblo, del montón, porque no faltaba el agringado que llegaba con el lápiz de pasta borrable con una goma especial (que cuando se hicieron aquí no los pescó nadie). Toda esta introducción inservible era para decir que otro uso de nuestro amado bic, al comienzo muy femenino pero hoy ya bastante unisex, es el de la tapa como "masticable antiestrés". ¿Nunca pidieron prestado el lápiz a un compañero y se encontraban con la tapa tan mordisqueada, tan deshecha en marcas de dientes que te daba asco tomarla? A veces ni siquiera podías volver a ponerla en el lápiz mismo, porque terminaba siendo una masa amorfa. La moda la implantó bic, pero ahora sirve para cualquier lápiz, claro que ninguno otro ha logrado darnos una pieza de plástico tan apetecible y blandita para poder descargar nuestras tensiones estudiantiles.

Ese ha sido mi no-aporte. Un agrado leerte, Pancho.

Anónimo dijo...

El paso siguiente cuando la terapia anti stress de la Srta. Del Solar no daba efecto era seguir mordiendo el tubo del lápiz lo que sin duda era altamente peligroso para la cavidad bucal producto las esquirlas y astillas. Pero hay que admitirlo, a veces la rabia se apodera de nosotros hasta hacernos poner verdes.

Anónimo dijo...

El paso siguiente cuando la terapia anti stress de la Srta. Del Solar no daba efecto era seguir mordiendo el tubo del lápiz lo que sin duda era altamente peligroso para la cavidad bucal producto las esquirlas y astillas. Pero hay que admitirlo, a veces la rabia se apodera de nosotros hasta hacernos poner verdes.

gerardo valle dijo...

bueno tambien servia para tirar cascaras de naranjas, que era algo mas sofisticado y por lo general en invierno debido a las colaciones o el postre del almuerzo que habia naranja.
Se introducia el tubo del lapiz bic en la cascara y luego se empujaba con el plastico donde va la tinta, y se generaba una presion tipo jeringa que hacia salir volando el proyectil hasta algun compañero o al profesor ya que era difil de manejar.

Anónimo dijo...

también me acuerdo que mis compañeros usaban el Bic para escribir torpedos, como las fórmulas de química o física con un alfiler en el tubo transparente, yo nunca lo hice, no por matea sino que las escribía en la silla de adelante y las tapaba con la mochila colgada.

Anónimo dijo...

existían también algunos que metían un papelito con su nombre adentro del tuvo, acción que, además de inservible, va contra la propiedad pública de dicho artefacto.

Anónimo dijo...

Chungale, no había captado la clara relación que existe entre la tapa del lapiz bic y la placa de relajación, tanta que no pudieron convivir una con la otra. La luz me la hizo Fran Solar y el mordisqueo de la tapa, ¿por qué tan poco poder de síntesis Fran?

capitulo 33 dijo...

Yo alguna vez lo usé para hacer burbujitas de jabón con vim para lavar los platos. Y lo más memorable es cuando mi "tía Carmen" (mi profesora de primero a cuarto básico a la que aún amo) me pasó un bic y me hizo escribir "ratón" en un cuaderno de líneas y me dijo que estaba lista para dejar el cuaderno de caligrafía.

Se me ocurrío que podrías escribir una columna con noticias freak como esa de la receta de churros que explotaban.

El que no aporta dijo...

Primero, estoy consternado por las repercusiones del Bic en nuestras vidas. Como que nuestra infancia y adolescencia ha vuelto de la mano del dichoso lápiz. Sniff.

Fran, qué cierto eso del mastique de la tapa. Personalmente deformé infinidad de ellas con mis dientes. Y rechacé muchos lápices que había prestado, cediéndolos a perpetuidad, por el estado de sus tapas.

Señor Hulk, también rompí muchos lápices, que se clavaron en mi cavidad bucal. Nunca llegué, eso sí, a ponerme verde. Controle su ira, por favor.

Gerardo, si lee el post notará que el tema de las cáscaras de naranja fue tratado oportunamente. También se dará cuenta de que, si utilizó la mencionada técnica, era usted un amateur. Nada como la pasta de papel masticado.

Varignia, alguna vez introduje un torpedo en un bic. Tenía queser de punta gruesa, eso sí, porque el de punta fina tenía el tubo naranhja que no dejaba ver hacia adentro. Dejé de hacerlo cuando noté que mi excesiva concentración en la tinta provocaba las sospechas de los profesores.

N.I., los papelitos eran lo peor, porque al identificar al dueño iban contra la esencia misma del objeto en cuestión, esto es, la de un lápiz al servicio de la comunidad toda, y no de un solo individuo.

Aladino, la placa de relajación trató de desbancar a la humilde tapa en su labor antiestrés. No lo ha logrado, entre otras cosas porque la dichosa placa cuesta lo que cerca de mil Bic, y no sirve más que para la relajación. No hay dónde perderse.

Capítulo, qué tierno recuerdo el de las burbujitas. Y lo de escribir ratón, más tierno todavía. No sigo porque estoy empezand oa ver borroso.

Anónimo dijo...

Sr Gerardo, los parroquianos de este blog le agradeceríamos abstenerse de comentarios Oreja...
Gracias

Anónimo dijo...

Don Aladino: El tema me pareció buena excusa para recordar lo del liquid; introducirlo no tiene nada que ver con el "poder de síntesis", recurso que ni el mismo Sr. No-Aportador utiliza, y gracias a Dios, porque o si no nos perderíamos de los mejores detalles. Cuando me hiperventile y realice haga un post de mil caracteres, le aceptaré gustosa el comentario :)

Una última idea sobre el querido Bic: han pasado años de años, y tiene exactamente la misma forma. Nada en él ha cambiado, ni las letras del logo, ni el plástico, ni la forma de la tapa. Nada ha durado tanto sin mutación (¿quién no extraña el tamaño original de la 'Negrita'?). Por eso remite tan fácil a nuestros años mozos... snif.

Anónimo dijo...

Fe de Erratas: donde dice "realice haga un post", debe decir "realice un post" o "haga un post". Gracias.

El que no aporta dijo...

Doña Fran, no pelee por la extensión de los comentarios. Si a veces simplemente no se puede más corto.

Disculpe que la corrija, pero se equivoca usted en un punto. El Bic sí ha sufrido una importante, aunque para la mayoría imperceptible, evolución: la tapa, antes hermética, ahora es abierta en la punta.
Cuenta la leyenda que más de algún incauto, haciendo uso de las latamente comentadas propiedades higiénico-bucales de la citada tapa, murió ahogado al tragársela. Por esta razón, Mr.Bic habría decidido hacer la tapa con un hoyo en la punta, de manera que si la tapa quedaba atravesada, el aire pudiera pasar a través de ella.

No sé si la leyenda será cierta, pero por cierto le da un toque extra al ya mítico Bic.

Andrezor dijo...

Oye muy buen post! Se te fueron unas reimportantes. La de servir como truco de magia cuando uno hace el "lápiz de goma" y también, cuando la tapa se transforma en el elemento del sacrificio. Me explico, es cuando pones la tapa entre tus dedos y le pegas a la mesa, el golpe brusco le rompe la sección más delgada y todos los compañeros quedaban mirando con cara de Oooh.

Lalo dijo...

Estimados, olvidan uno de los usos clásicos del lapiz Bic, el cual era destruir a punta de carnudos al de algún compañero/a. Que buenos momentos pasé jugando a tan pacifico y poco competitivo juego de mesa...
Saludos y perdón por el No-Aporte